La natación es una forma de ejercicio aeróbico que ayuda a mejorar
la fuerza, la flexibilidad, el equilibrio y la coordinación. Según los
Centers for Disease Control and Prevention, se ha descubierto que la
natación es especialmente eficaz cuando se trata de promover mejoras en
el sistema cardiovascular. De hecho, la natación regularmente puede
mejorar la contractilidad del corazón, disminuir la presión arterial,
disminuir la frecuencia cardíaca y mejorar la eficiencia de los
pulmones.
Mejora de la contractilidad del corazón
Como
sugiere el nombre, la contractilidad del corazón se refiere a la
capacidad del músculo cardíaco para exprimir y relajarse, por lo tanto
bombea la sangre y el oxígeno del corazón a otras partes del cuerpo.
Disminución de la presión arterial
La natación
es un ejercicio efectivo, ya que tensiona el sistema cardiovascular sin
causar mayores aumentos en la presión arterial. Dado que el cuerpo está
en una posición horizontal mientras se nada, el corazón no tiene que
trabajar tan duro, lo que ayuda a mantener la presión arterial bajo
control.
Disminución del ritmo cardíaco
Al
igual que con otras formas de ejercicio aeróbico, la natación puede ser
una manera eficaz de reducir la frecuencia cardíaca durante el reposo.
Una baja frecuencia cardíaca durante el reposo generalmente se
correlaciona con un menor trabajo del músculo cardíaco, lo que puede ser
eficaz en la prevención de ciertos tipos de enfermedades del corazón.
Nadar no sólo tiene como resultado una baja frecuencia cardíaca en
reposo, también puede conducir a las caídas en la frecuencia cardíaca
durante el ejercicio.
Mayor eficiencia de los pulmones
Los
pulmones, otro componente del sistema cardiovascular, también se pueden
beneficiar significativamente de la participación en una rutina regular
de natación. De hecho, la natación ayuda a aumentar el tamaño y la
eficiencia del diafragma, conduciendo a mejoras en la respiración.
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